28.07.2008 07:52

Las cooperativas de comida ecológica viven "un boom"

Un grupo de personas cada vez mayor mantiene una discreta rebelión contra el actual sistema industrial de cultivo, distribución y consumo alimentario. En Cataluña, cerca de 2.500 familias han optado por auto-organizarse en cooperativas para asegurarse que toda la comida que ingieren es ecológica, cumple con unos requisitos éticos y de sostenibilidad y conserva intactos todos sus sabores naturales.

Actualmente hay entre 40 y 50 de estas cooperativas en Cataluña, pero en los últimos cinco años el fenómeno vive "un boom" que les hace crecer a un ritmo de cien familias al año, según cuenta Oriol Martí, de la asociación Ecoconsum, que integra a 20 de estas agrupaciones.

Las cooperativas acostumbran a tener un límite de 50 núcleos familiares para asegurarse que mantienen un tamaño acorde con el espíritu que las impulsa: todo el mundo trabaja y nadie cobra. De esta forma se consigue que entre el productor y el consumidor no haya ni un sólo intermediario y que que la comida ecológica mantenga un precio similar al de los alimentos que se cultivan y venden de forma industrial, explica Javier Fernández, de la cooperativa Cydonia del Poble Nou barcelonés.

Prueba del auge de este tipo de alimentación es que en este mismo barrio ya se está constituyendo otra cooperativa y que, incluso antes de nacer, ya ha llegado ya al tope de capacidad establecido. Muchas otras cooperativas se ven obligadas a desdoblarse para dar abasto a la creciente demanda social de una comida natural que no haya recibido ningún otro tratamiento que el previsto por la madre naturaleza.

Objetivo: no pisar el 'súper'
Las motivaciones de las personas que optan por alimentarse en cooperativas tienen que ver con la salud, el medio ambiente y la ética social, cuenta Martí. Así, a medida que van ganando experiencia, las cooperativas no se limitan a conseguir directamente alimentos cultivados por payeses de zonas próximas, sino que empiezan a abastecerse de todo tipo de productos para tratar de alcanzar la máxima "autosuficiecia" posible y de evitar por completo los supermercados, un objetivo que Fernández considera que prácticamente se ha alcanzado en la veterana Cydonia. "En las grandes superficies es difícil saber qué estás consumiendo", asegura Martí.

Aunque la estrella de la cesta de la compra siguen siendo los tomates que tienen sabor a tomate y, en general, todos los productos que viajan de la tierra directamente con todos sus sabores a la cesta de los "cooperadores", una vez al mes también hay carne de animales criados de forma natural y un stock permanente de conservas, legumbre, jabones 100% naturales, papel higiénico reciclado o leche de vaca sin tratar.

El fenómeno de las cooperativas es más fuerte en las ciudades grandes y medianas que en el resto de poblaciones, ya que en las poblacione próximas a áreas rurales es más fácil conseguir directamente y de forma individual este tipo de productos. Otro de los criterios basado en la sostenibilidad sobre el que se rigen las cooperativas es el de proximidad: a ser posible, siempre es preferible que el producto proceda de la comunidad donde uno vive, para ahorrar desplazamientos innecesarios y favorecer los vínculos sociales.

Fuente: https://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=53506162618&ID_PAGINA=22088&ID_FORMATO=9&turbourl=false

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