26.05.2008 12:14

Primavera, me alteras!

 

Primavera, ¡me alteras!

La mitad de la población sufre astenia, un estado bajo de ánimo y cansancio

Unos ansían su llegada porque es señal de que se acaba el invierno, llega el buen tiempo, la luz y el ´destape´. Otros, la temen por los efectos devastadores que causa en sus organismos. Por suerte de unos y desgracia de otros es la primavera y ya está aquí. ¿Cómo nos afecta la llegada de esta estación? ¿Cómo podemos evitar los efectos negativos y potenciar los positivos?

Hormonas alteradas, incremento del deseo sexual, más horas de luz, más euforia, vuelta a la vida social en la calle… Cansancio, sentimiento de tristeza, abatimiento, alergias, recaídas en depresiones… La cara y la cruz de la primavera.

Los últimos días de marzo la naturaleza explota, las flores estallan, los días comienzan a ser más largos, el sol calienta más y el cielo parece más intenso que nunca. Nuestro cuerpo también experimenta algunos cambios, unos buenos y otros no tanto. Según coinciden los expertos, no se trata tanto de la llegada de la estación en sí, sino del aumento de horas de luz.

Cuando gana el abatimiento. Por ejemplo, se calcula que la mitad de la población sufre la denominada astenia primaveral. Se trata de un estado de ánimo bajo, agotamiento, irritabilidad, cansancio, falta de apetito que puede durar unas semanas o incluso algunos meses. "El origen de este estado de ánimo está en el aumento de las horas de luz, que altera el ritmo biológico", explica África Royo, psicóloga de la salud del Instituto Superior de Estudios Psicológicos (Isep). Una queja habitual de quien sufre astenia primaveral, aun en personas normalmente activas, es: "No tengo ganas de levantarme por las mañanas". Para superarla es fundamental un diagnóstico preciso del médico de cabecera.

Llevar una dieta saludable, dormir las horas necesarias e intentar establecer un horario fijo para irse a dormir, hacer ejercicio y llevar una vida ordenada constituyen la mejor prevención para las personas más sensibles a los cambios estacionales. Por lo general, se trata de síntomas reales que no son graves, pero las personas hipocondríacas o las que sufren trastornos de ansiedad alimentan psicológicamente esos indicios.

Royo añade que "si no se trata o se alarga en el tiempo, puede acabar en una depresión, aunque serían casos muy ocasionales". En su opinión, la astenia no debe alargarse más de tres meses y el afectado "debe intentar, aunque le cueste, no abandonarse ni dejarse llevar por el abatimiento". El sol aporta mucha vitalidad y es una gran fuente de salud. Huir del pesimismo y de los pensamientos negativos son pautas que pueden ayudarle a salir del bache para fl orecer junto a la naturaleza y disfrutar de la primavera. La astenia desaparece poco a poco, a medida que el organismo se adapta a las nuevas circunstancias estacionales y ambientales.

Para combatir la astenia también hay personas que se ayudan de complementos dietéticos como la jalea real, que actúa como estimulante, tonificante y euforizante; el polen, que tiene propiedades equilibrantes, vigorizantes y energéticas; la levadura de cerveza, que contiene vitaminas del grupo B; y oligoelementos como el cobre, fósforo, hierro y manganeso, de gran ayuda en estados de fatiga y astenia. Otras opciones son el guaraná, el ginseng y el jenjibre.

Los pequeños están raros. Los niños también son proclives a sentir el agotamiento primaveral. Así, muchos están cansados, somnolientos o sufren falta de apetito. El cúmulo de varios factores -se acerca el fi n de curso, el calor y la llegada de la nueva estación- afecta también a los más pequeños, que pueden volverse apáticos, malhumorados y desganados. Es interesante que observe a sus hijos durante esta época y vigile de cerca su comportamiento. Muchos no saben expresar exactamente qué les ocurre y eso les causa aún mayor confusión. Para combatir la astenia de los niños es conveniente que hagan deporte y que duerman bien. Comidas energéticas pero ligeras y batidos de frutas ayudarán a superarla.

Convivir con los estornudos y el picor de ojos. El otro gran bloque de damnifi cados de la primavera son los alérgicos. Una de las alergias más habituales es la polinosis o alergia al polen. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), alrededor de seis millones de españoles la padecen. Las gramíneas y el olivo están entre las plantas más reactivas y tienen su punto álgido entre abril y julio. "La llegada de la primavera se asocia a la eclosión de las gramíneas, que se reproducen mediante el polen y originan las alergias más frecuentes, que son la rinitis (estornudos, picos, obstrucción y bloqueo nasal) y el asma bronquial (tos, ruido en el pecho, difi cultad para respirar)", resume Marta Ferrer, jefa del departamento de alergología de la Clínica Universitaria de Navarra.

Existen otros árboles que se reproducen por polen como el ciprés, el avellano, el plátano, la parietaria o el llantén. "En las primaveras secas se incrementan los síntomas alérgicos que afectan a la calidad de vida de la persona", asegura la doctora Ferrer. En este punto, destaca que hay que vigilar a los niños y adolescentes, porque "les coincide en plenos exámenes y se encuentran más cansados". Por este motivo, advierte que automedicarse con antihistamínicos puede ser peligroso porque producen más sueño. "Lo más importante es un buen diagnóstico y para ello es indispensable acudir al especialista", dice.

Los antihistamínicos y los corticoides nasales son muy eficaces para la rinitis. Así, los broncodilatadores o los corticoides inhalados alivian los problemas ocasionados por el asma. "Pero la única solución defi nitiva para dejar atrás la alergia -prosigue Ferrer- es la vacuna, aunque el tratamiento puede alargarse entre tres y cinco años". Se calcula que el 70% de las alergias tratadas con vacunas llegan a desaparecer. Y la alergóloga Ferrer alerta de un nuevo fenómeno: "Hemos observado que personas de entre 20 y 50 años se vuelve alérgicas cuando nunca lo habían sido". Se han barajado varias explicaciones como la contaminación o la alimentación, pero la que cuenta con un mayor respaldo tiene que ver con la higiene. Explica Ferrer que el exceso de limpieza personal "a la que nos sometemos diariamente en los países desarrollados hace que nuestro sistema inmunológico responda contra este exceso de higiene".

Guerra a la alergia. El tratamiento convencional de las alergias suele consistir en antihistamínicos, esteroides o, en ocasiones, intervenciones quirúrgicas. En la farmacia se encuentran diferentes remedios. Algunos pueden adquirirse sin receta pero otros precisan de la prescripción de un médico. Los antihistamínicos ayudan a disminuir los estornudos, la mucosidad en la nariz y la comezón producida por las alergias. Son más útiles si se usan antes de exponerse a los alergenos. Los descongestionantes ayudan a aliviar temporalmente la congestión nasal causada por las alergias. Vienen en forma de píldoras, aerosoles nasales y gotas para la nariz. Es mejor usarlos sólo durante un tiempo corto. Los aerosoles nasales y las gotas no deben usarse más de tres días pues pueden crear cierta dependencia.

Como alternativa a la medicina tradicional, existe la homeopatía y los tratamientos naturales. A pesar de que son las plantas las causantes de este problema, también pueden ser parte del tratamiento. Son muchas las hierbas medicinales que ofrecen algún benefi cio contra las alergias como el helicriso (también llamado sol de oro) y el grosellero negro. Los homeópatas estudian todos los síntomas del paciente, tanto físicos como psicológicos, y seleccionan un remedio específi co para cada persona.

¿Cómo será esta primavera? Hacer una previsión de cómo va a ser esta primavera no es una ciencia exacta. Según la alergóloga Marta Ferrer, "la estación siempre va a depender de la pluviosidad del otoño anterior; en principio, como ha llovido poco, la polinización sería poco intensa y por lo tanto no muy fuerte para los alérgicos al polen". Esta teoría la cuestiona la experta Jordina Belmonte, coordinadora de la red aerobiológica de Catalunya (lap.uab.cat/aerobiologia), quien sostiene que "la sequía que estamos sufriendo podría hacer pensar que ha afectado a las plantas, pero no ha sido así, por lo que tras un invierno considerado normal están empezando las polinizaciones en sus niveles habituales". Los cálculos de que disponen no indican que se vaya a tratar de una primavera especialmente crítica. "Por el momento, podemos decir que los niveles de polen van a ser los habituales, esto es, que alcanzaremos los baremos de otros años", asegura. Avellanos, cipreses, plátanos, parietaria, gramíneas, llantén y olivos inician ahora el proceso de polinización, que puede alcanzar sus puntos máximos en los meses de abril, mayo y junio. En definitiva, Belmonte indica que los alérgicos no deben alarmarse, por el momento, porque "esta primavera no será peor que otras".

Recaídas psicológicas. Otras personas que sufren con la llegada de la primavera son las que están más predispuestas a los cambios de ánimo, las que padecen cuadros depresivos y las que tienen trastornos bipolares (alternancia entre fases depresivas y euforia extrema). "Los cambios de estación, sobre todo primavera y otoño, incrementan la sintomatología en estas personas. A ciencia cierta no se sabe por qué, pero sí se ha comprobado que el incremento de las horas de luz afecta", explica Manuel Castro, psicólogo de la clínica del área sanitaria de Ferrol. Añade que con el buen tiempo se da un cambio de actividad, la gente sale más y "hay personas, como los psicóticos, que no pueden asimilar este cambio brusco y padecen un incremento de la desorganización interna". En este sentido apunta que durante la primavera se dan recaídas en este tipo de enfermedades y se incrementan las terapias y la medicación.

El sexo a flor de piel. Pero si bien son muchos los perjudicados por la primavera, también los hay que se benefician de la explosión que supone la nueva estación. La psicóloga y sexóloga del Instituto Superior de Estudios Psicológicos Noemí Fernández afirma que en esta época "se produce una revolución hormonal, que tiene que ver con los efectos que las horas de luz tienen sobre nuestro organismo". Así, se incrementan los niveles de serotonina -neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo y la líbido- y disminuye la melatonina -inhibe el deseo sexual-, con lo que aumenta el apetito sexual. Según la doctora Fernández, "con el incremento de las horas de luz se estimula la hipófisis, que es la que reabsorbe la serotonina y segrega las feromonas, que son las hormonas sexuales". A esto se añade que hace más calor y se dilatan los vasos sanguíneos, lo que mejora la respuesta sexual.

Lejos del tópico de que son los hombres los que más se excitan en primavera, la sexóloga explica que las mujeres también experimentan una revolución hormonal ya que aumentan los estrógenos en esta estación. "Lo que pasa es que con la primavera las personas visten más ligeras de ropa, y las mujeres enseñan las piernas, los brazos y lucen escote; en este sentido, los hombres están más predispuestos que las mujeres a los estímulos visuales y por eso su respuesta sexual es más inmediata y evidente", relata.

La explosión adolescente. Y quizás los que más exteriorizan esa revolución de testosterona y de estrógenos son los adolescentes. Explican algunos profesores de instituto que con el cambio de estación cuajan muchas parejas de jóvenes. "Son más evidentes las manifestaciones de cariño, sobre todo en los pasillos, pero también en clase", explica Enriqueta Díaz, profesora del instituto Arnau Cadell de Sant Cugat (Barcelona). En su opinión, "la llegada de la primavera es muy positiva para los adolescentes ya que la viven con mucha intensidad y lejos de distraerse académicamente incluso rinden más".

Font: https://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=53445398543&ID_PAGINA=22088&ID_FORMATO=9&turbourl=false

 

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