10.07.2008 08:11

Shiatsu

La medicina académica creada en la cultura occidental y la medicina oriental se basan ambas en la misma ciencia; el conocimiento del Universo y las leyes por las que se rige. Entonces, ¿cómo es que la diferencia entre ambas medicinas es tan abismal?

La medicina académica occidental usa como herramientas el método científico y la estadística, tratando de establecer con estos sistemas principios generales de aplicación universal recogidos en la Nosología y cuyos resultados se denominan más comúnmente "patologías". De la acumulación de datos de historias clínicas de evolución similar se obtiene información sobre las terapias que más éxito han tenido en el tratamiento de cada patología y de esta manera se pone a disposición del especialista un amplio arsenal de tratamientos farmacológicos y clínicos basados en la experimentación científica.

De esta manera la medicina académica occidental trata de clasificar el estado que presenta el paciente dentro de alguna de las patologías conocidas mediante el estudio de variables impersonales como los niveles de determinadas sustancias en la sangre,  la edad o el género, a la vez que estudia las posibles lesiones en los tejidos del organismo mediante pruebas con elementos radioactivos (radiografías), campos magnéticos (escáner), ultrasonidos... para aplicar el tratamiento más apropiado a la patología del paciente, cambiando éste solamente en dosificación según las características personales.

La medicina natural oriental, por el contrario, no cree en las patologías, no reconoce el valor de la Nosología ni de la Estadística, no considera que existan enfermedades ni cuadros de síntomas, no valora excesivamente los parámetros químicos del cuerpo, sino que mas bien trata de entender a la persona en su conjunto, de manera personal y exclusiva, incluyendo en el estudio el cuerpo, la mente, el espíritu, el entorno, el trabajo, la familia, la estación del año, el clima local y muchos otros parámetros que configuran un determinado estado para una persona concreta, en el momento y lugar de la terapia y que puede cambiar en diferentes sesiones de tratamiento.

De este modo, el tratamiento no puede establecerse de antemano, no existen fórmulas preconcebidas de tratamiento (salvo como ayuda para los estudiantes que aun no tienen demasiada experiencia profesional), no se trata de buscar en el paciente los síntomas de una supuesta enfermedad, sino que en cada ocasión se realiza un tratamiento diferente en función del estado que presenta la persona en ese momento, incluso desarrollándolo y cambiándolo a medida que las reacciones al contacto con el paciente nos proporcionan una información de lo que está ocurriendo en ese momento en su ser. Así, el terapeuta de Shiatsu no sabe nunca de antemano cuál de las técnicas va a emplear en un paciente hasta el mismo momento en que lo hace, pues su terapia responde a los cambios que se están produciendo en el paciente mientras se desarrolla la sesión.

Una vez explicada esta crucial diferencia se comprenden con más facilidad algunos obstáculos en la comunicación y comprensión entre ambas medicinas, como son:

  • la imposibilidad de someter la terapia natural oriental al método científico con los ensayos a doble cero (¿Cómo hacer una terapia de shiatsu falsa/placebo para comparar con la verdadera?). Para hacer este tipo de ensayos es necesario que ni el paciente ni el terapeuta sepan si realmente están haciendo una terapia o se le esta aplicando un placebo. En Shiatsu la comprensión psicológica del paciente mediante la observación y el diálogo son parte de la terapia, es imposible aislar al terapeuta del paciente, a veces cuando el terapeuta aun no ha decidido por donde empezar y simplemente tiene apoyadas sus manos sobre el paciente para calmarse antes de empezar la terapia, el paciente experimenta que la terapia ya ha comenzado y empieza a notar las primeras fases de la relajación. ¿Cómo haríamos para aplicar una terapia falsa para comparar?

 

  • la dificultad de aplicar un seguimiento estadístico a las terapias (Si cada terapia es diferente y las estadísticas requieren grandes muestras para tener algún valor, nunca conseguiremos un universo estadístico suficiente). Cada sesión de Shiatsu es diferente, incluso con el mismo paciente y el mismo terapeuta, los cambios acaecidos en ambos entre una sesión y otra hacen variar la terapia aplicada, y carece completamente de sentido realizar misma terapia dos veces consecutivas, como un autómata.

 

  • la dificultad de valorar de antemano el número de sesiones que necesita un paciente (¿Quién puede saber cómo va a reaccionar un paciente y cuantas sesiones va a necesitar?). A veces son necesarias varias sesiones para que se inicie un cambio, a veces desde la primera sesión la persona empieza a mejorar.

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