Terapia Breve Estratégica

Ante un ataque de pánico, que surge repentinamente, la persona cree que va a morir. Le cuesta respirar, tiene taquicardias, sudores, mareos, sensación de desvanecimiento y pérdida de control. A menudo piensa que está sufriendo un ataque al corazón. Sin embargo cuando acude al médico, una y otra vez, el diagnóstico siempre es el mismo: «todo son nervios». Los ataques de pánico o crisis de ansiedad afectan del 1,5% y al 3,5% de la población y son fruto del miedo. «Y el miedo únicamente se puede afrontar, y es algo que sólo puedes hacer tú», aseguran los especialistas en Terapia Breve.

Cuando alguien tiene un problema de ansiedad o una fobia debe saber que cuanto más intente protegerse más grande se puede volver el trastorno. Sin embargo, las personas ante un ataque de pánico lo que hacen es pedir ayuda (de otra persona, de pastillas...) y sobre todo evitar las circunstancias que lo desencadenan. La terapia breve se basa en todo lo contrario.

Está demostrado científicamente que resulta imposible desencadenar un ataque de pánico voluntariamente, porque el miedo no puede controlarse de una manera lógica. Basándose en este principio, la terapia breve aplica lo que se denomina «la intención paradójica» y rompe con distintas estrategias el círculo vicioso de las evitaciones. Una de las evitaciones más frecuentes es la solicitud de ayuda. Esta ayuda, si bien tiene un efecto inicial de confortación, luego sólo contribuye a confirmar la incapacidad de la persona para afrontar las diferentes situaciones en soledad.